miércoles, 24 de noviembre de 2010

redefiniendo la forma de ver el romance

Cuando estaba adolescente siempre pense en que el amor era casi como los cuentos en los cuales la mae encuentra el galan y este se desborda en regalos, flores, chocolates, cartas de amor, y todo ese blah blah blah. De veras que lo creia.
Siempre he dicho que este asunto del amor es como cuando uno va a comprarse pantalones, uno no se compra el primero que se mide, sino que tiene que probarse varios (a veces muchos) hasta encontrar el que se ajusta perfecto a nosotros. Y es un proceso que requiere tiempo, porque si de la precisa uno se compra el primero que encuentra, tarde o temprano va a descubrir que no solo se ve feo, sino que ademas le molesta, y se ve polo, no se ajusta a las necesidades y eventualmente se desecha. 

Mi primer un novio era 8 años mayor y era todo eso: un cursi. Me harte de tanta cursileria y de que me ponia en un pedestal aunque yo le hiciera la vida un 8. Fui bien mala con el, despues de todo esa sobrecarga de romanticismo arcaico me di cuenta que no era lo que yo queria y como el fulano no queria que terminaramos....pues le di vuelta (y aun asi no me termino, lo termine yo).
Despues de el, tuve un tiempo de esparcimiento: probe varios sabores y algunos resultaron ser bastante agridulces...otros solo agrios. Todo este proceso de prueba hizo que mis concepciones del amor volvieran a cambiar: ya no me interesaban las flores, ni las cartas, absolutamente todo me parecia recursi y repolo.
 Y como definitvamente no puedo ser una persona normal, tambien estuve en el sector de ser yo la ridicula (casi siempre con los que fueron bien agrios conmigo) de escribirles cartas, intentar mantenerlos a la par comprandoles cosas, poniendoles mil atenciones y haciendoles caso en cosas que aunque yo sabia que no tenian razon, lo hice por complacerlos. Si, de esta manera tampoco lo logre.
Lo entretenido de cuando uno se prueba pantalones es que muchas veces el que mejor se ajusta a nuestras necesidades es el que menos se parece a nuestro estilo, es el que no nos quisimos medir porque era diferente a nuestro estilo, porque era de otra marca que no conociamos o solo porque no. No siempre lo viejo conocido es lo mejor y por increible que parezca, a veces hay que probarse el que nunca nos parecio adecuado porque en la de menos...es el que nos favorecia, que lo diga yo, que jamas crei que "mi naranja" (como dice Natalia) fuera lo que yo necesitaba.

1 comentario:

andrés dijo...

Y aun asi el romance se redifine dependiendo de la persona, de la epoca, el humor, las necesidades (que tambien se redefinen!)... es una receta que no esta escrita y todos los dias hay que condimentarla para que siga dejando la panza llena-

Lo bueno es que ya encontraste tu pantalon!!

Un abrazo Rebe